Hace miles de años, los maestros taoístas descubrieron en su meditación seis sonidos que eran las frecuencias adecuadas para mantener los órganos en óptimas condiciones, dado que previenen o alivian las enfermedades. Asimismo, llegaron a la conclusión de que un órgano sano vibra a una frecuencia determinada. Desarrollaron entonces sendas posturas para acompañar los Seis Sonidos Curativos y activar los meridianos de acupuntura o canales de energía de los órganos.

La energía negativa encerrada en los órganos puede provocar que éstos se tensen y se contraigan dolorosamente, haciendo así más lentas muchas actividades físicas. Sin embargo, los Seis Sonidos Curativos eliminan la energía negativa de los órganos.

La quinesiología aplicada, demuestra que cada músculo (especialmente los grandes), está relacionado con un órgano. La debilidad de cualquier músculo implica normalmente un desequilibrio del nivel de energía Chi del órgano correspondiente. En el sistema taoísta, todos los órganos están asociados con movimientos y extremidades. Si hay una obstrucción de energía en algún órgano, energía negativa que no puede eliminarse o emociones negativas, el movimiento de los músculos emparejados con ese órgano será tenso, doloroso y limitado.